Diversos estudios y programas de salud mental infantil demuestran que los procesos de vinculación y adquisición de vínculos seguros tienen su raíz tanto en la ontogenia como en la filogenia. Es por ello que bebe al igual que otros animales sientan la necesidad por vincularse y su progenitora, la madre, por emitir conductas de maternales, las cuales se inscriben en el programa genético que asegura la adaptación pero por sobre todo la supervivencia de la especie.
En ese marco se ha creado una cultura teñida por la figura mítica de la maternidad, la cual está “respaldada” por esos programas y políticas del desarrollo infantil, los cuales están dirigidos a procurar adecuados procesos de vinculación con el lactante, a través de la prevención e intervención de negligencias que pueda presentar él bebe durante su desarrollo posterior. Lo cual obliga aunque de manera silenciosa que la única forma posible de llevar está relación entre madre e hijo, es a través de ese amor incondicional que ha sido teñido por ideas evolucionistas de supervivencia o ideales románticos en torno aquello, quitándole todo el peso histórico y político que lleva detrás. Frente a ello las fuerzas de la sociedad culpabilizan y marginan a aquellas “no tan madres” que no cumplan con ese requisito que es casi causal por así decirlo de una forma, de hecho el infanticidio y parricidio aún son considerados dudosos puesto que existe eso llamado amor y esperanzador en el vínculo inquebrantable entre los padres e hijos. Siguiendo la misma línea crítica en relación a este tipo de apego, es que en un tiempo no muy remoto existía la creencia por parte de los profesionales de la salud mental infantil, de que los trastornos como el autismo, además de factores biológicos a factores de crianza son determinantes en el carácter neurótico de los infantes, en ese sentido nuevamente volvemos a encontrar dicha culpabilización de no administrar dichos hábitos maternales de amor y apego a nuestros hijos
En vista de lo anterior, cabe preguntarse si ¿Es acaso el infanticidio una nueva mirada reflexiva y critica, que revela los presupuestos ideológicos nebulizados de la llamada maternidad? ¿Cómo las nuevas “familias” mono paternales masculinas cada vez más frecuentes, reconstrucción de prácticas e imaginarios subyacentes de la relación del vínculo de apego maternal?
Comentario en general crítico e iluminador, al igual que las preguntas. Está, eso sí, un poco perdido o difuso el vínculo con el texto.
ResponderEliminarBuena entrada.
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